El autocuidado: ejercicio de dignificación de la labor docente

Ser docente hoy es un gran desafío. Tanto en sus roles personales como profesionales, los maestros están frente a escenarios inéditos en los que cobra cada vez más valor el ejercicio efectivo de las competencias socioemocionales, la capacidad de adaptación rápida y, sobre todo, el autocuidado.
Hoy, en el marco de la celebración del Día del Maestro, queremos aportar a la dignificación de los docentes, directivos docentes, orientadores, cuidadores y padres de familia que han asumido la tarea de ser maestros en casa, acercándonos con un mensaje afectuoso que pretende enfatizar en la importancia de priorizar el cuidado de sí mismos para cuidar bien a otros.
La propuesta para los hombres y mujeres que han asumido el reto enorme de ser parte de procesos de formación humana es que hagan una pausa activa, no física sino más profunda, de autorreflexión y autovaloración sobre la calidad de vida que le procuran a su propio ser, en diferentes dimensiones.
Para iniciar este recorrido, tomaremos como mapa de ruta el artículo del experto en Educación Fernando Vásquez Rodríguez, publicado en la Revista Ruta Maestra, Edición No. 28. ¿Empezamos?
Cuerpo: ¿Cómo está el estuche?
Imagen tomada de: Quo.es
Por estos días, y con la proliferación de la imagen como el lenguaje para todo, quizá caemos en la trampa de pensar que el cuerpo está cuidado si responde a estándares de belleza y “medidas perfectas”. Pero la reflexión debería trascender lo estético:
¿Sabe conversar con su cuerpo? Es decir: ¿lo conoce, sabe reconocer cuando algo en su salud no está marchando normalmente y atiende oportunamente a las alertas de tan perfecta maquinaria?
Hacer ejercicio diario, dormir lo suficiente, alimentarse bien de acuerdo a su edad para nutrirse adecuadamente y evitar sobrepeso, así como implementar rutinas de vigilancia de enfermedades de base y prevenir patologías asociadas a los riesgos laborales, son un aspecto a considerar como punto esencial en su plan de trabajo.
Para Fernando Vásquez, cuidar el cuerpo es “darle el suficiente sol y el aire limpio para reavivar los ciclos de la vida. Y cuidarlo es también saber con quién interactuamos íntimamente y a quién lo entregamos para nuestro placer o nuestra necesidad de compañía.
De igual modo, nuestro organismo necesita del descanso; no es bueno, ni para la salud del cuerpo ni del espíritu, renunciar al ocio, a las “pausas”, al juego, a la lúdica que confronta la fatiga y revivifica lo mecánico y repetitivo”. Esto es fundamental, especialmente en esta época de aislamiento sanitario preventivo.
Conectar: cuidar el relacionamiento
Imagen tomada de: Divulgación Dinámica
¿Le resulta fácil empatizar con la gente de su entorno? ¿Se siente cómodo trabajando con otros? ¿Procura establecer relaciones de largo plazo? ¿tiende a renunciar a construir vínculos sociales en los que será necesario negociar, crear consensos y transigir con posturas e ideas distintas a las suyas?
¿Reamente la tecnología nos está ayudando a conectar mejor con otros seres humanos? Y por supuesto no son las herramientas las que garantizan la calidad del relacionamiento, pues como toda herramienta, no son buenas ni malas en sí mismas, sino que su efectividad depende del uso de se les dé.
En palabras de Vásquez, “(…) Nos urge una capacidad superior para el compromiso: con el amigo, con el ser que decimos amar, con los hijos, con nuestros padres; una capacidad que nos lleve a no romper los vínculos interpersonales con facilidad, a no abandonar a los herederos de nuestra sangre, a no dejar de persistir en los ritos y en las tradiciones que fundan una familia, una comunidad. Tenemos que convencernos de que sin respeto es muy difícil avanzar como grupo social; esforzarnos en todas nuestras actuaciones para no denigrar o menospreciar a quien por algún motivo no comparte nuestra manera de pensar; sentirnos, en suma, corresponsables de la suerte o el destino de nuestros congéneres”.
En este contexto, lo que aconseja el experto es replantear la manera como nos relacionamos, como conectamos ideas, historias y proyectos desde el afecto. ¿Gran y provocador reto, no?
Cultivar la espiritualidad
Imagen tomada de: Objetivo Bienestar
¿Considera que gestionar el desarrollo de su espiritualidad es algo importante, o es más bien un terreno inexplorado?
Como las semillas guardan en su ADN la potencialidad para desarrollarse y dar mucho fruto, la dimensión espiritual requiere de cultivo, que según Fernando Vásquez, no es otra cosa que “alimentar los procesos de nuestro pensamiento, aguzar el análisis, ser más finos en las inferencias, dejar de estar presos por lo inmediato y evidente. Cultivar el espíritu es “exacerbar” las potencialidades de todo nuestro ser, cualificar lo que está aún burdo o sin terminar, proveer de nuevos lentes nuestro entendimiento. Cultivar el espíritu es, como decía el biólogo y médico François Jacob, acabar de tallar la estatua interior con la que venimos al mundo.”
Alternativas para cultivar el espíritu:
- Sesiones de lectura, series y/o documentales que incluyan: literatura, historia, ciencias sociales, poesía.
- Atreverse a escribir, no de temas técnicos, más bien explorar con géneros alternativos.
- Escuchar música
- Visitar exposiciones de arte
- Ir a cine y a teatro
¿Qué lugar ocupan las virtudes?
Imagen tomada de: Estrategia Minerva
Al igual que con la espiritualidad ¿para usted son importantes las virtudes? ¿Lo son para su entorno laboral y personal? ¿el fin justifica los medios? ¿está dispuesto a adquirir o cultivar la fortaleza para enfrentar las pérdidas, los fracasos, las situaciones adversas que trae la vida?
Para el experto Fernando Vásquez, “Cultivar las virtudes es, entre muchas cosas, considerar las buenas maneras como una forma de respeto a nuestros semejantes; es concebir la generosidad y la compasión como el mayor grado de humanidad que podemos poseer; es ver en la humildad, no un acto de sumisión o servidumbre, sino un grado excelso de sabiduría en el que la soberbia y la jactancia de lo poco ceden su sitial a la sencillez y la generosidad de la abundancia.”
Cuidar la alegría y la esperanza
Imagen tomada de: La mente es maravillosa
¡Qué bien viene este apartado en estos tiempos de gran incertidumbre! El experto plantea que “es sano para el cuidado de nuestro ser y de nuestras relaciones interpersonales impregnarlas de más alegría, de más humor y de una alta capacidad para aceptar nuestros errores, nuestras faltas o nuestras torpezas. Si no tenemos esa flexibilidad interior, si somos demasiado “serios” y “duros” en nuestras actuaciones o en el modo como establecemos los vínculos sociales, con seguridad aumentaremos nuestro sufrimiento, provocaremos malestar en nuestros allegados y colegas”.
Esta reflexión resulta de gran valor porque empatizar y llenar nuestro ser de luz interior, ayuda sin duda a fomentar relaciones interpersonales más respetuosas, sanas y provechosas para todos.
Cuidar la palabra, ¡la bonita palabra!
imagen tomada de: Súper Humano
¿Ha sentido por estos días una suerte de sobresaturación de información? Quizá la lección sea la valoración del silencio y el cuidado de las palabras que salen de nuestro ser: esas que nos definen tanto y de las que a veces no somos tan conscientes.
“Se nos ha vuelto natural apelar a la grosería o el maltrato verbal en las relaciones de familia, de pareja, de la vida laboral. Poco tacto tenemos para elegir los términos más apropiados en una discusión, para buscar el momento oportuno de decir alguna cosa y menos pensamos en la dosis adecuada cuando lanzamos una crítica o hacemos un reclamo. Quizá por el poco cuidado en la palabra es que se exacerban las pasiones y, con ellas, la violencia y las reacciones inmediatas de la fuerza.”, sostiene Vásquez
Sin más palabras, bienvenido el silencio para la reflexión es este aspecto clave.
Cuidar el trabajo
Foto, cortesía: www.mineducacion.gov.co
Como el título de uno de los tantos episodios de la serie de Netflix “The Crown”, debería definirse la profesión docente: “Orgullo y Alegría”.
Para el Doctor Honoris Causa en Educación y sociedad de la Universidad de la Salle. Escritor, investigador, docente universitario y Asesor pedagógico Fernando Vásquez, “no es conveniente dedicar todos nuestros esfuerzos y todas nuestras horas al trabajo. Si así procedemos entramos en una dinámica que nos va absorbiendo, que va acaparando todo lo que toca, que nos va exigiendo más y más, hasta convertirnos en “empleados juiciosos y obedientes”, pero alienados por lo mismo que hacemos. Digámoslo fuerte: vivir no se reduce a trabajar.
Lo aconsejable, entonces, es organizar bien nuestras labores, optimizar el tiempo y los recursos, para que las horas laborales rindan sus mejores frutos. Aprender a planear, a ser más eficaces, a tener metas claras y saber trabajar en equipo para no caer en la situación de “querer hacerlo todo”, de “supervisarlo todo”, de hacer más de lo que humanamente podemos. Saber delegar, construir confianza, desarrollar la escucha activa y el aprendizaje entre pares, todas esas cosas contribuyen para mermar el agobio, el estrés y esa manía enfermiza de no poderse “desconectar” del trabajo”.
¿Cómo avanza su proyecto de vida?
Imagen tomada de: Proyecto
Esta debería ser la materia más importante de todas. La que le da razón a nuestros por qué, a nuestros para qué, a nuestras decisiones, elecciones y prioridades. Pero lo más frecuente es encontrarse con diarios llenos de anhelos propósitos y días, incluso años, tachados en el calendario sin las caritas felices de tarea cumplida.
¿Por qué estamos demasiado ocupados en satisfacer las urgencias del “afuera”?
Reflexiones finales
Queridos docentes, 2020 llegó con esa invitación sin aviso a ser protagonistas de un momento único en la historia de la humanidad trae consigo muchas reflexiones y aprendizajes. Uno de los más importantes, es que la prioridad es usted ¡feliz Día del Maestro!
Consulte el artículo completo de Fernando Vásquez
Imagen creada por Daniel Barreto, como parte de la iniciativa de Naciones Unidas para ayudar a frenar la curva de la pandemia del COVID-19.